La mayoría de los jóvenes que viven en países
desarrollados padecen acné, no sólo durante la pubertad, sino que la
enfermedad persiste una vez alcanzada la pubertad. El secreto lo tienen las
sociedades menos industrializadas, donde ni siquiera existe.
Entre un 79% y un 95% de los adolescentes "modernos" sufre acné, cifra que
se reduce al 40% y el 54% cuando se han cumplido los 25 años. El acné
incluso se manifiesta en el 12% de las mujeres y el 3% de los hombres que
han alcanzado la madurez.
Sin embargo, sociedades antiguas, que se han mantenido imperturbables ante
los cambios del resto del mundo, desconocen esta enfermedad que llena de
granos la cara y espalda de los jóvenes occidentales. |
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En la isla Kitava, próxima a Papua Nueva Guinea, nadie ha padecido acné. Así
lo demuestra una investigación realizada a 300 jóvenes. Esta situación se
repite en los Aché, un pueblo de cazadores-recolectores que vive en
Paraguay.
Pero esta relación entre modernidad y presencia de acné ya se observó cuando
algunos esquimales entraban en contacto con sociedades más desarrolladas.
Sin embargo, estas tribus nunca antes habían padecido esta enfermedad
adolescente. Curiosamente, la presencia de esta dolencia coincidía también
con un cambio alimenticio, pues los esquimales sustituían su dieta de
pescado por una alimentación más variada.
La misma situación se reprodujo en una isla del mar de China, donde residían
más de 9.900 escolares. No se observó en ninguno de sus habitantes señales
de haber padecido acné antes de la Segunda Guerra Mundial.
Los autores de esta investigación, dirigida por la Universidad de Colorado
(Estados Unidos) deducen que el acné no está sólo relacionado con factores
genéticos, sino que la dieta y el ambiente influye en esta enfermedad. Esta
conclusión podría ser determinante para elaborar productos que traten el
acné.
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